domingo, 16 de mayo de 2010

Primer relato

No tendra un titulo definido por el momento, pero es un relato de cinco pequeñas partes, espero que se disfrute.

Capitulo 1, El despertar.

Capitulo 2, Renacer.

Capitulo 3, Baño de luna

Capitulo 4, La senda de Artemisa

Capitulo 5, Redencion

Epilogo

Epilogo

Dios observó desde el cielo como sus hijos luchaban contra las desdichadas criaturas de su antagonista. Mefistoteles rió con fuerza desde el inframundo, y como en una partida de ajedrez, ambos seres divinos movieron sus piezas mortales, en una interminable y caotica partida.

El bien y el mal, quedaron ahora suspendidos en aquella larga partida.

Capitulo 5, Redención

Las campanas doblaron quince veces, una por cada alma caida en manos del mismo demonio. Bajo la intensa lluvia matutina, los feligreses entraron uno por uno cabizbajos en la iglesia. Los bancos estaban repletos, todos habian acudido para dar un ultimo adios a aquellas pobres victimas, y rezar por sus almas para que llegasen hasta el paraiso junto al Señor.

“El demonio esta entre nosotros! Rezad para que Dios perdones vuestros pecados, pues el demonio se aprovechara de ellos, vuestras debilidades, son delicias para el señor del mal” Gritaba el sacerdote mirandolos imponentemente, infundiendo la culpabilidad en los corazones de cada uno de los que estaban alli. “Son vuestros pecados los que lo han traido, y por vuestros pecados, estos quince hijos de nuestro Señor creador nos han abandonado, han caido en las garras del oscuro, y si no rezais, seran olvidados por nuestro Señor, pues el demonio sabe bien como esconder nuestras almas de su omnipresente mirada.”

Ajenos a la batalla que los demonios libraban contra los desdichados, los aldeanos siguieron sus vidas temerosos de ser la proxima victima seducida por el diablo. Los rosarios colgaban de las manos de cada humano, aferrandose a ellos como si de una herramienta protectora de todo mal se tratase. Al caer el sol, todos encerrados en sus casas rezaban por salvar su alma, el miedo se extendia por el pueblo, y mas aun cuando su señor feudal, Lord Rosenoir habia muerto tambien.

* * *

El pregonero elevo su voz sobre el gentio del mercado.

“Nuestra santa sede, conocedora de que el demonio se ha instalado en el lugar, nos envia ayuda, nos envia siervos del señor que lucharan bajo su nombre, pues el acero divino de Dios caera sobre el demonio y sus seguidores, agradeced cada dia que desperteis, el pan que tendreis ante vosotros, y la ayuda que nos ofrece la santa madre Iglesia, pues no nos ha abandonado.

Asi pues en los proximos dias, se hace saber que el santo ejercito llegara aquí, cualquier devoto ciudadano e hijo del señor podra unirse a las filas de su ejercito redentor, que amparados por su luz lucharan y limpiaran estas tierras. Todo aquel que desee proteger y predicar la palabra de Dios con su acero, debera acudir a la iglesia y comunicarselo al padre Jeremy”

Cazadores de demonios, paladines en nombre de Dios, todos ellos se establecieron en aquel lugar donde el demonio habia decidido establecerse, y librarian una santa guerra contra el mal. Ningun pagano quedaria vivo, pues debian ser exterminados para que la paz del Señor reinase al fin en aquel lugar.

Los humanos habian interferido ahora en la ancestral batalla de los que habian estado ajenos durante años, no permitirian que las bestias paganas entraran en sus vidas, y las segaran a su antojo.

Capitulo 4, La senda de Artemisa

El tenue brillo de la luna bañaba los pocos rincones por los que la luz podia penetrar, las frondosas copas purpureas de los arboles formaban un manto sobre la humeda tierra en la que se encontraba la esbelta figura de una mujer, una leve brisa mecia las delicadas briznas de hierba que rozaban la piel de la desconcertada muchacha, el rocio perlaba sus delicados brazos.

Se incorporo, miraba a su alrededor, el frondoso bosque parecia guiarla, sus pasos firmes avanzaban sin vacilar, los rayos de luz no eran suficientes para iluminar aquella oscura e invisible senda que la humana continuaba, solo se vislumbraba parcialmente alguna parte de su cuerpo, se detuvo. Su iluminada cabellera totalmente mojada no perdia su belleza, el color purpúreo parecia el reflejo de las hojas, su inquieta mirada buscaba algo, buscaba el camino, que acariciando cada tronco volvia a aparecer, avanzaba segura, parecia comunicarse con ellos.

De repente aumento el ritmo de sus pasos, su melena corta bailaba a cada gracil zancada de la mujer, sus movimientos, bellos y agiles eran similares a los de un felino, su mirada brillante se clavaba en un objetivo, no podia apartarla, su seguridad no se lo permitia.

La abisal oscuridad que ante ella se abria, no conseguia cegar a la muchacha, sus descalzos pies se clavaron en la fina y humeda hierba, de una forma tan silenciosa, que cualquier otro hubiese confundido a la humana con el viento, sus manos se agarraron al nudoso arbol que se alzaba ante ella, empezo a subir, no parecia costarle, sus movimientos entraban en perfecta union con el mecer de las hojas, pronto llego al punto mas alto del frondoso y espeso arbol, la luz iluminaban ahora su piel, piel de marmorea blancura, decoradas con rojizas marcas tribales que atravesaban su bello rostro donde un mechon de fino y mojado cabello ocultaba uno de sus vivos y verdosos ojos, sus labios mostraban por fin una sonrisa, recordaba el paisaje, no era la primera vez que recorria esos bosques.

Al fin un claro del bosque se abrió ante ella, formando un circulo, algunos humanos vestidos con tunicas y hojas ya caidas de los arboles, llevaban a cabo un ritual, la tranquilidad y el silencio era total en aquella región del bosque alejada de la ciudad. En el suelo, dibujados sobre la tierra, algunos simbolos y runas descansaban, la simbologia era muy importante para poder entrar en total comunion con la naturaleza que los rodeaba. Uno de ellos, se acercaba a sus compañeros dandoles de beber un extraño brebaje, quiza hecho por savia y algunas sustancias alucinogenas, para que su viaje junto a Artemisa fuese mas llevadero. Era sin duda el macho alfa de la manada.

La mujer se unió al ritual, el macho alfa le dedico una severa mirada, llegaba tarde, un nuevo enemigo se habia intaurado en sus tierras, se escondian en la gran fortaleza Rosenoir y en la poderosa torre, no era seguro salir sola a los bosques, pues la guerra por el territorio estaba durando mucho mas de lo que esperaban.

* * *

La espada atravesó el aire cortando al fin el peludo cuello de la bestia, el vampiro observó a su victima en el suelo, que poco a poco perdia su pelo y su musculatura, para acabar mostrando su verdadero rostro, el de un endeble y triste humano.

Alli, tumbado en el suelo, el macho alfa habia perdido su vida, dejando desamparada a la manada, que pronto iniciarian los requeridos rituales para elegir a su nuevo dirigente. Un lobo se frotaba lamentandose contra el cuerpo del que habia sido su protector y padre, arrastró el cuerpo sin vida hacia el interior del bosque para llevarlo con el resto de la manada y comunicar la nefasta noticia, la guerra era dura, pero necesaria si querian conservar intactos sus bosques y su sociedad.

El circulo druidico esperaba a los aspirantes para dirigir la manada, los machos y las hembras mas fuertes se disputarian el lugar que les correspondia. Como simples bestias luchaban entre si en una clara muestra de fuerza, finalmente, cuando el sol empezaba a esconderse, solo dos eran los aspirantes, pronto se decidiria el destino de la manada.

Capitulo 3, Baño de luna.

“Padre, mi señor, todo ha sido preparado para empezar el sacrificio, los sacerdotes han desvestido a la muchacha y untado en los aceites” dijo Nictimo levantando la daga ceremonial “Le esperan.”

Licaón tomo con delicadeza el afilado cuchillo, no sin antes arreglarse el chitón y colocarse las sandalias. Tomo a su hijo del hombro, y ambos se dirigieron con tranquilidad hacia el templo, un nuevo visitante habia llegado a Licosura, y seria esta la ofrenda a Zeus.

Bajo la imponente efigie del dios, un altar se elevaba, el templo se habia erigido de tal forma que solo la luz que conseguia entrar en el templo, iluminaba el gran altar. La mujer parecia inconsciente, quiza drogada por los sacerdotes. Un velo la cubria, dandole un aspecto casi divino. Licaón entró en el templo, a su derecha, su hijo caminaba junto a el abrazado por su padre, y en su otra mano, elevada sobre su cabeza, la daga ceremonial.

Con unisona voz, los presentes que se habian colocado alrededor del altar, donde ahora, Licaón se mantenia erguido con los ojos entrecerrados ante la estatua de Zeus; empezaron la oracion para la ofrenda.

* * *

El fino hilo fue cortado, segado por la mano ejecutora de aquellas tres ancianas desde lo mas profundo de su cueva, el fin de otra vida, el envio de su alma al inframundo donde Caronte se encargaria de cruzarles al otro lado.

Zeus irrumpió en la sala, habia sido llamado por las moiras, algo estaba pasando en Arcadia, muchos eran los sacrificios que llegaban a el, pero de los sacrificados, ninguno habia nacido en la tierra que morian, Zeus intrigado decidió ir a verlo por si mismo, ver porque aquel rey de Arcadia asesinaba a los forasteros.

Licaón encontró a un vagabundo, como todo visitante, decidió prepararlo para un nuevo sacrificio a su amado Zeus, sin embargo, los rumores entre sus lacayos se extendieron y llegaron a sus oidos, aquel vagabundo, era el mismo Zeus, que habia venido a verle. Licaón decidio invitarle a un gran banquete en lugar de asesinar al vagabundo, sin embargo, no pudo evitar gastarle una broma al gran Dios, y ordeno cocinar, entre la carne de cordero, a su propio hijo Nictimo, y que se lo sirvieran a Zeus. Al enterarse, el Dios entro en colera, y condeno a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus descendientes serían también hombres lobo. Luego Zeus abandono Arcadia, incendiando el gran palacio del osado rey lobo.

* * *

La sangre de la licantropia de Licaón se extendio por occidente, llegando a Europa, donde todos siendo descendientes de aquel rey arcadio crearon sus familias. Quiza por deseo del encorelizado dios, los descendientes nacian convirtiendose en bestias bajo la luz de la luna llena, cuando aquella bañaba con sus rayos a los desdichados humanos. Otros sin embargo, pudieron controlar su transformacion, y convertirse a su antojo en animales.

Se dice, que estos que lo hacian a su antojo, fueron los inocentes nacidos de los pecadores castigados, y que adentrandose en los bosques, obtuvieron el perdon de Artemisa de este modo. No recibirian la cura directamente, pues Artemisa era temerosa, y no queria interferir en el castigo de Zeus.

Como agradecimiento a la accion de Artemisa, estos que se hicieron llamar Teriantropos, crearon un fuerte vinculo con la naturaleza y Artemisa, viviendo como seres salvajes y libres en sus bosques.

Capitulo 2, Renacer.

El mercado rebosaba por el gentío, la suciedad y la inmundicia se extendia por las calles, el olor del pescado podrido, la carne colgada en los puestos, el sudor de la gente, la fruta pasada; era insoportable. Hoy tenian que recoger sus puestos pronto, pues los fieles monjes cristianos habian encontrado a otra bruja, y cuando el sol se posara seria quemada en la plaza bajo la atenta mirada de Dios. La emocion del acto rebosaba entre la multitud, los preparativos estaban listos, una grada montada con tablones se levantaba ante el altar en el que se quemaria la bruja. En él se encontraban las figuras mas representativas de la región, el oriundo abad que acariciaba su gran rosario rezando a Dios con una gran sonrisa, a su lado, el señor feudal, un gran devoto y siervo del señor, que residia en la gran fortaleza de la montaña que llevaba su apellido, Rosenoir. En el centro, levantando sus manos, con vistosas telas de color purpureo y gran sombrero episcopal, el obispo proclamaba ante el euforico gentio que podia proceder la purificacion de la infiel.

La mujer habia sido atada bocabajo y desnuda, sus rojizos y sucios cabellos caian por la pira que pronto arderia, su piel blanquecina mostraba el cuerpo de una muchacha de unos dieciseis años, sus rosados pezones erizados se posaban sobre dos pequeños y prietos pechos, como podia, la muchacha intentaba tapar sus verguenzas sin poder hacer nada. “Reniegas de Satanas y todos sus pecados?” Gritó el obispo mientras el gentio se callaba esperando la respuesta que nunca llegó. “Cuando llegues a las puertas del cielo en el purgatorio, tendras opcion de ser redimida, si aceptas a Dios y toda su sabiduria, podras pasar como cristiana, y tu muerte sera el paso al paraiso, sino, caeras en el infierno, en los calderos de azufre y escalde durante el resto de la eternidad!”

El obispo bajo sus brazos, y el fuego se elevo con fuerza entre los horribles gritos de dolor de la bruja, la gente reia y lanzaba cosas a la pira, gritaban palabras de ofensa para la infiel.

* * *

Los jovenes sirvientes llevaban a la gran mesa los variados manjares, alumbrados por las velas y las antorchas los comensales comian tranquilamente, cebando sus privilegiados y obesos cuerpos, el vino no falto en el generoso banquete. La sala, mostraba grandes pinturas y tapices, columnas revestidas en oro, todo rincon de Rosenoir mostraba la grandeza que su señor portaba.

“Hoy ha sido un gran dia para el Señor, esperemos que esa bruja se redima ante la mirada de Dios ahora que esta en su seno” comentó Monseñor Ricard con una sonrisa de satisfaccion, mientras sus gruesos dedos amarraban con fuerza un trozo de pavo ensuciando de salsa sus vistosos anillos de oro y piedras preciosas, bajo la atenta mirada de Lord Rosenoir, que invitandolo a comer se habia ganado otro trozo de cielo. “Enviaremos una misiva al vaticano, el camarlengo archivara el caso comunicandoselo al resto de la curia Romana” continuó el obispo con la boca repleta de pavo.

Tras una larga y copiosa comida, llegaron pues las frutas, higos y datiles de oriente, y algunas de las frutas mas dulces de occidente. “Hace semanas, llegue a un acuerdo con el vaticano, y nos enviaran algunos fondos para la construccion de una catedral para la region, espero como ya hablamos lord Rosenoir, que nos ceda sus terrenos para dicha estructura que denotara la magnificencia del cristianismo en estas tierras, y asi poder amedrentar a los infieles con su vision” espetó el obispo mientras pelaba unos datiles. “Por supuesto Monseñor Ricard, cualquier donacion es poca para la santa Iglesia.” respondio con cierto desasosiego el lord, no tenia muy claro si iba a recibir alguna recompensa ademas del perdon divino de sus pecados. “Por Dios milord, recuerde que es por el Señor, la santa Iglesia no es mas que la que difunde su mensaje y ejerce su voluntad. Me es grato escuchar su confirmacion, es sin duda un buen cristiano” dijo Monseñor aun peleando por pelar el dátil.

Desde la ventana, escondido en la sombra, unos ambarinos ojos observaban la escena con cierta ansia, sus presas parecian orondas y sanas, y ante el, aquel apuesto lord seria el candidato perfecto para ser su hermano.

* * *

La alta torre se elevaba sobre el pueblo, como signo de fe, una gran torre que acercaba a sus devotos al señor, y captaba las aterradas miradas de los infieles y paganos, sesenta años de construccion habia durado, no quedaba ningun hombre vivo desde que comenzaron el gran proyecto de aquella maravilla. Entre sus paredes, silenciosos monjes pululaban, no veian el sol, nadie los veia sino era al anochecer, cuando salian al patio exterior, quiza para hacer penitencia. La privacion del sol les habia dado blanquecinas pieles, vestian con ropa oscura tapados de cuerpo entero solo mostrando sus ojos, quien iba a pensar que aquellos monjes eran hijos del mismo diablo. En lo mas profundo de la torre, Asur miraba sonriente a sus hermanos, que poco a poco extendian el culto de su madre entre sus semejantes.

Unos sonoros pasos rompieron la armonia de la oscura estancia, Asur se giró para ver con sorpresa a su hermano que desde hacia tanto tiempo habia perdido de vista. Trylvano dejo caer su espada y su escudo, y con sus manos desnudas agarró el cuello de Asur. Aquella estructura era perfecta para infundir el miedo y la palabra de Lilith entre los humanos, y si alguien debia reinar en ella, era sin duda Trylvano.

“Oh hermano, me regocijo al verte aquí... pues no tendre que derramar la sangre de esos humanos para establecerme aquí. Has creado como prometiste un gran culto a la Diosa madre, y yo como prometi, aquí traigo a mi ejercito, ahora pues es momento de que yo tome el control en este lugar”

Temeroso a que una nueva e interminable guerra comenzara, Asur aceptó, y acogio alli a aquellos que se hacian llamar Trylvanos, y vió con envidia y rencor como su fuerte hermano se sentó en el que durante algun tiempo habia sido su trono. Asi fue como empezó el rencor y el silencio de Asur, que se extendio por todos sus hijos y hermanos, y poco a poco, fueron exiliados hasta los subterraneos de la torre, cerca de los dominios de Noraseth. Algun dia, la gran torre seria de nuevo suya.

* * *

Los rumores se extendian por el pueblo, el señor feudal ya no bajaba nunca, el hijo de Rosenoir se encerraba en aquella oscura fortaleza, quiza enfermo por la peste o tuberculosis. Sin duda algo ocurria en los oscuros salones del ostentoso lugar.

Una gran alfombra rojiza con bordados dorados cubria el amplio suelo del salon, un bello trono de las maderas mas exoticas, custodiado por dos oscuras y tenebrosas testas de fieros leones, en su base, unos mullidos cojines, revestidos con sedosas telas culminaban un asiento digno de ser una pieza unica de arte. Con aires de grandeza, Augury alimentaba a su mas viejo y potencial vasallo, Rosenoir. Todo lo que aquel poseia, era ahora del vampiro y sus numerosos hijos, que formaban toda una oscura y decadente corte.

Bajo una plateada luna, cuando en su mayor esplendor sus rayos argenteos acariciaron las pieles de los endemoniados seres, el baile comenzó, arropados por aquellos instrumentos de cuerda, se celebró al fin la llegada vampirica, el asentamiento final, desde donde se extenderian y aumentarian noche tras noche su gran familia.

Capitulo 1, El despertar.

Las rojizas alas se extendieron abrazando el desnudo cuerpo del duque, que con achinados ojos observaba con preocupacion a su maestro, su señor.

"Oh mi terrible excelencia, que es aquello que os aflige?" dijo con cierto miedo en sus palabras. "Os veo desanimado milord, contadme que os ocurre, os lo ruego" El joven duque se arrodillo ante su señor, mientras con una extraña mueca, Mefistoteles clavo sus bellos ojos sobre su lacayo.

"Os contare pues que ocurre ingenuo Astaroth..." murmuró Mefistoteles mientras se levantaba con gran elegancia dando un par de pasos por la oscura sala.

Mefistoteles viro sobre si mismo observando a su lacayo "Esto es lo que ocurre Astaroth... cada dia... he recordado como ella ha criado a sus hijos y les ha dado mejor vida que a los nuestros, como ha liberado esas almas en el plano terrenal, como los nuestros han permanecido encerrados en el inframundo mientras ellos caminan entre la sombra de los humanos" Sus ojos se convirtieron en oscuras cavernas, donde al final se pudo vislumbrar una ardiente pupila rojiza, nombrarla lo enfurecia. “Hace que pierdan el respeto hacia nuestra supremacia..”

"Habla de Lilith... mi señor?" el hilo de voz del temible Astaroth surgió fragil, vacilante. "No debes nombrarla en mi presencia..." la voz de Mefistoteles retumbó por la estancia, mientras este, se desvanecia en simple polvo, dejando un intenso olor a azufre.

* * *

“El consul ha muerto! Ha sido asesinado!” el joven patricio entro en el foro levantando las manos, en su rostro se dibujaba el verdadero terror “Lo han degollado, han dejado junto a el esto” extendiere en sus manos un pergamino con un simbolo cartagines, sin duda, la guerra volvia a resonar a las puertas de Roma.

Mientras las grandes batallas se libraban, el nombre de temerosos guerreros se extendia por las ciudades, eran cuatro los imbatibles, aquellos que solo aparecian en batalla al ponerse el sol, cuando la sangre ya recorria todo el lugar, como un punto final eran enviados, y terminaban con la batalla de ese dia. Aquellos que no perecieron bajo el acero de estos guerreros, aseguraban que eran inhumanos, que en su mirada podian ver su propia sangre que pronto seria derramada.

La eterna noche llegó, Apolo lloró del mismo modo que cuando perdió a Jacinto, el sol no saldria, y la eterna noche seguria hasta que aquellos cuatro guerreros que se habian encontrado terminaran con aquella interminable lucha inmortal.

Fue asi como Lilith observó iracunda a sus hijos y detuvo la batalla, llevandolos de nuevo al inframundo para ser juzgados. Observó sus rostros con enfado, su obra no estaba completa, la imperfeccion era demasiado grande. Y asi, les dio matices y les dio nombre. A su primer hijo, lo llamó Asur, siendo siempre su preferido, le dotó con su eterna compañía y comunicación, como agradecimiento este le dijo que crearia un culto para que nadie la olvidara nunca. A su segundo hijo lo llamó Trylvano, le doto de la fuerza y el poder de mando, dirigiria grandes ejercitos, como agradecimiento, Trylvano le prometio a su madre que todos sus hermanos serian un ejercito en su nombre, Lilith. A su tercer hijo lo llamo Noraseth, sin embargo este fue castigado, a llevar siempre consigo la marca de su verdadera naturaleza, pues el habia comenzado aquella guerra. Como disculpa, Noraseth prometio ser fiel eternamente al culto y limpiar de infieles a su madre y diosa el mundo, Lilith que sonrio con sadica dulzura, le doto de otros dones sin quitar su castigo. A su cuarto hijo lo llamo Augury, le otorgo la recompensa de la belleza y la presencia, el como agradecimiento, prometió que todos sus hijos y hermanos serian grandes personalidades, diciendo que su belleza y su porte se lo permitirian. Lilith ofendida por la osadia de su hijo pero con compasion por ser el primero que bajo su espada en la batalla, le dio debilidad entre los hermanos, su fuerza seria menor a los otros.

Cuando termino de moldear a sus hijos, les dio una ultima y gran debilidad, siempre vagarian en la noche, la ofensa y tristeza de Apolo fue un gran error que debian enmendar, y nunca podrian volver a ver su luz. Luego, les dio mortalidad, podrian morir, pero nunca envejecer.

Luego, elevo su voz en el inframundo y los devolvio al plano terrenal, donde vivirian para siempre, sin poder volver junto a ella nunca.

Unos sigilosos pasos se escucharon en la estancia, desde la sombra Cain observó a su madre con tristeza y lleno de celos. “Que habra para mi, madre?” preguntó, Lilith se giró y acaricio sus blanquecinos cabellos “Tu residiras aquí conmigo, pues nunca osaste ser como tus hermanos, ellos han cometido un error, pero tu seras mi eterno acompañante”. Cain asintió, y esperanzado, esperó el dia en que pudiese crear hijos como su madre hacia.